viernes, 23 de marzo de 2018

LA CRONICA


Los hechos se narran según el orden temporal en que ocurrieron, a menudo por testigos presenciales o contemporáneos, ya sea en primera o en tercera persona. En la crónica se utiliza un lenguaje sencillo, directo, muy personal y admite un lenguaje literario con uso reiterativo de adjetivos para hacer énfasis en las descripciones. Emplea verbos de acción y presenta referencias de espacio y tiempo. La crónica lleva cierto distanciamiento temporal a lo que se le llama escritos históricos. Por medio de las crónicas se pueden redactar escritos, tomando las opiniones de varias personas para saber si esto es cierto o no, como en el libro Crónica de una muerte anunciada escrito por Gabriel García Márquez.[cita requerida]
La literatura cronística no tiene el rigor metodológico de la historiografía científica, sus pretensiones son otras muy distintas, por lo que su utilización como fuente historiográfica se hace con la prevención necesaria por los historiadores; como hacen aquí al calificar la Crónica de Alfonso III:
... es más extensa y detenida y su caudal de datos y noticias, por lo que hace al período comprendido entre Wamba y Ordoño I, mucho mayor que el de la misérrima Albeldense. Sin embargo, ¿quiere esto decir que nos hallamos en presencia de un relato escrito al por menor, puntual, lleno de vida y colorido de la historia de Asturias? No. Por desgracia, se trata de un pobre cronicón, inspirado en la tradición isidoriana, en el que se recoge una mínima cantidad de sucesos y no siempre los más importantes; se narran en su mayoría descarnadamente, sin aclaraciones ni detalles, con el menor número de palabras y sin concretar las fechas en que ocurrieron, ni fijar su enlace con los acontecimientos inmediatos. Como todas las crónicas hispano-cristianas de tiempos posteriores, es una mera colección de biografías reales; de igual modo que los textos históricos de la Europa de aquellos siglos, da cabida en sus páginas al milagro, y de análoga manera que la mayoría de las historias árabes, ensalza hasta la hipérbole las victorias y calla o disimula las derrotas.[1]
Los propios cronistas dejaron constancia de tales limitaciones:
... las corónicas se escriben por mandado de los Reyes e Príncipes; e por los complacer e lisongear, o por temor de los enojar, los escritores escriben más lo que les mandan o lo que creen que les agradará, que la verdad del hecho como pasó.Resultado de imagen para la cronica

No hay comentarios:

Publicar un comentario